(Foto: Manifesto)
Por Luis Rubio.
Muchas veces nos preguntamos qué se necesita para prepararnos la bebida qué tanto nos gusta, nos inspira y a sus vez nos acompaña regularmente por las mañanas, sin embargo, tener café fresco y delicioso, requiere mucho más de lo que aparenta, por ello, comparto aquí parte del proceso que he presenciado para poder disfrutar de nuestro amado café.
Cada cierto tiempo los frutos del café son recolectados, la cosecha crece en distintas partes de nuestro país, o en aquellos qué producen café. Todos ellos poseen matices, varietales, climas e incluso composición en la tierra la cual nutre a la planta de café. Es bien sabido que el trabajo que se hace en campo es muy importante debido a que una gran cantidad de personas recolectan las cerezas de café justo a su debido tiempo y debe hacerse con la técnica adecuada pues la planta es delicada y requiere cuidados en todo momento.
Luis Rubio en acción en la barra de Manifesto
En finca es increíble el sin número de actividades con las cuales nuestro café estará en contacto y sus procesos nos ayudarán a aprovechar lo mejor que sea posible de cada cosecha. Después de su despulpado (si hablamos de un lavado), su secado con la cereza (si es natural) o el número de mucílago qué conserve (considerando un honey) cada proceso nos dará matices increíbles en taza las cuales podremos degustar mucho más adelante
Ahora nuestro café sale de la finca y viaja kilómetros por tierra, mar o aire hasta llegar a su destino llegando a una tostadora de especialidad, donde nuestro tostador se encarga de seleccionar el café en verde en un momento en el cual, con profesionalismo y dedicación muestra su pasión para buscar lo mejor.
Durante el tueste un sin número de reacciones ocurren, el tostador es un alquimista, un artesano, una persona que constantemente se reta y experimenta para obtener lo mas exótico de cada grano.
Cuando nuestro café ya fue tostado prosigue esperar un poco, luego el acto magistral de moler café depositarlo en tazas agregar agua, esperar, oler, percibir, recordar, todos los sentidos hacen sinergia para definir un perfil en taza, recuerdos de años atrás, vivencias atrapadas en aroma, la cata algo imprescindible qué conecta el café a nosotros.
Nuestro café ya nos ha dado indicios de lo increíble que es, cuando llega a barra y pasa por la desgasificación pondremos manos a la obra para conocer nuestro café desde todas sus facetas y ocurre algo increíble como lo es estar en contacto con todo el viaje qué llevó para estar aquí. Agregar agua caliente, sumergir, filtrar, extraer según sea el método, cada uno nos muestra lo fascinante qué es y lo mucho que ha significado el poder tenerlo en nuestras manos.
Prepararlo una y otra vez hasta llegar en su punto óptimo, es valido equivocarse, y tener tu espacio para el ritual de preparar, experimentar, conocer, registrar, y disfrutar.
El café une, acerca, comparte, y es algo que en lo personal respeto. Cada parte del proceso es importante, las personas que están en ello, caficultores, tostadores, baristas y amantes del café todos somos parte y parada de este viaje llamado café.
Luis Rubio.
Barista y amante eterno del café.
